Correspondencia, de Carson McCullers

Carson McCullers

113 Whitehall Street

Darien, Connecticut

Estados Unidos


Manoel García 

Rua Sao José, 120

Río de Janeiro

Brasil

Sudamérica


3 de noviembre de 1941


Querido Manoel:

Supongo que al ver el remitente norteamericano de esta carta ya sabrás de qué se trata. Tu nombre figuraba en la lista que pusieron en la pizarra del instituto, la lista de alumnos sudamericanos con los que podíamos cartearnos. Fui yo quien lo escogió. 

Creo que debo contarte algunas cosas acerca de mí. Estoy a punto de cumplir los catorce y éste es mi primer curso en el instituto. Me cuesta describirme con exactitud. Soy alta y mi figura deja mucho qué desear porque he crecido demasiado rápido. Tengo los ojos azules y no sé con certeza de qué color dirías que es mi pelo, a menos de que lo consideres castaño claro. Me gusta jugar al béisbol, realizar experimentos científicos (como los que vienen en los juegos de química) y leer todo tipo de libros.

Aunque toda mi vida he deseado viajar, lo más lejos que he estado de casa ha sido en Portsmouth, New Hampshire. Últimamente he pensado mucho en Sudamérica. Desde que seleccioné tu nombre en la lista, también he pensado mucho en ti y me he inventado cómo eres. He visto fotos del puerto de Río de Janeiro y te imagino paseando por la playa bajo el sol. Me figuro que tienes los ojos negros y acuosos, la piel morena y el pelo negro y rizado. Aunque no conozco a ningún sudamericano, siempre me han caído bien y he deseado viajar por toda Sudamérica, sobre todo a Río de Janeiro. 

Ya que vamos a ser amigos y a cartearnos, me parece que deberíamos saber cosas el uno del otro. En los últimos tiempos he pensado mucho en la vida. He meditado sobre muchas cosas, por ejemplo, acerca de por qué estamos en la tierra. He llegado a la conclusión de que no creo en Dios. Sin embargo, no soy atea, creo que todo tiene su razón de ser y que vivir posee sentido. Me parece que cuando mueres algo le ocurre al alma.

Todavía no he decidido qué quiero ser y me preocupa. A veces me parece que deseo convertirme en exploradora del Ártico y otras me propongo ser periodista y esforzarme por ser escritora. Durante años soñé con ser actriz, sobre todo una actriz trágica que interpretara papeles tristes, como Greta Garbo. Pero este verano me tocó interpretar a Camila y la representación fue un fracaso estrepitoso. La función se celebró en el garaje de casa y soy incapaz de explicarte lo mal que salió. Por eso ahora pienso, sobre todo, en ser reportera de periódico, más que nada corresponsal extranjera. 

No me siento exactamente igual a las otras chicas del primer curso. Tengo la impresión de que soy diferente. Cuando el viernes por la noche alguna de ellas se queda a dormir en casa, sólo piensa en conocer gente en el drugstore cercano y en cosas por el estilo; por la noche, cuando nos acostamos, las chicas suelen quedarse dormidas si planteo algún tema serio. Los países del extranjero no les interesan mucho. No es que yo sea muy poco popular ni nada por el estilo, simplemente no me encantan las otras chicas del primer curso ni ellas se chiflan por mí. 

Manoel, he pensado mucho en ti antes de escribir esta carta. Tengo la firme sensación de que no entenderemos. ¿Te gustan los perros? Tengo un airdale llamado "Thomas" y es un perro de un solo amo. Me domina la impresión de que te conozco desde hace mucho tiempo y de que podríamos hablar de cualquier tema. Mi portugués no es muy bueno, pero es lógico porque éste es el primer año que lo estudio. Me propongo aprenderlo a fondo para descifrar lo que digamos cuando nos conozcamos. 

He pensado en muchas cosas. ¿Te gustaría pasar conmigo tus vacaciones el próximo verano? En mi opinión sería maravilloso. Además, he elaborado otros planes. Tal vez el año que viene, después de habernos visto, podrías quedarte en casa e ir al instituto aquí, yo me cambiaría contigo, me hospedaría en tu hogar y estudiaría en el instituto sudamericano. ¿Qué te parece? Aún no he hablado con mis padres porque espero a conocer tu parecer. Deseo desesperadamente recibir noticias tuyas y comprobar si tengo razón cuando pienso que opinamos de forma muy parecida sobre la vida y otras cosas. Puedes escribirme sobre el tema que quieras; como ya he dicho, tengo la impresión de que te conozco muy bien. Adiós, y te envío mis más calurosos recuerdos.

Tu afectuosa amiga,

HENKY EVANS


P.S. En realidad, mi nombre de pila es Henrietta, pero la familia y los vecinos me llaman Henky porque Henrietta suena amanerado. Te envío la carta por correo aéreo para que la recibas antes. Adiós una vez más. 


113 Whitehall Street

Darien, Connecticut

Estados Unidos


Manoel García

Rua Sao José, 120

Río de Janeiro

Brasil

Sudamérica


25 de noviembre de 1941


Querido Manoel:

Han pasado tres semanas y suponía que a estas alturas ya habría recibido una carta tuya. Es muy probable que el correo tarde mucho más tiempo del que calculé, sobre todo a causa de la guerra. Leo todos los periódicos y la situación mundial pesa en mi mente. No pensaba volver a escribirte hasta tener noticias tuyas pero, como ya he dicho, las cosas deben tardar mucho en llegar a los países extranjeros. 

Hoy no fui al instituto. Ayer por la mañana, al despertar, estaba llena de manchas, hinchada y tan roja que parecía tener la viruela. Vino el médico y dijo que era urticaria. He tomado medicinas y desde entonces estoy en la cama. Estuve estudiando latín porque estoy a punto de reprobarlo. Me alegraré cuando la urticaria desaparezca. 

En mi primera carta olvidé comentarte algo: creo que deberíamos intercambiar fotos. Si tienes una foto, envíamela pues quiero cerciorarme de que tienes el aspecto que yo creo que tienes. Te adjunto una instantánea. El perro que se rasca en un ángulo es "Thomas", mi perro, y la casa del fondo es la nuestra. El sol me daba de lleno en los ojos y por eso tengo la cara fruncida. 

El otro día leí un libro muy interesante sobre la reencarnación. Por si no sabes nada del tema, quiere decir que vives un montón de vidas, que eres una persona en un siglo y otra en el siguiente. Cuanto más lo pienso, más cierto me parece. ¿Qué opinas de este asunto?

Siempre me ha costado asimilar la idea de que, cuando aquí es invierno, es verano debajo del Ecuador. Claro que sé a qué se debe pero, al mismo tiempo, me resulta raro. Sin duda tú ya estás acostumbrado. Tenfo que acordarme de que donde estás ahora es primavera, aun cuando corra noviembre. Aunque aquí los árboles están pelados y la estufa encendida, en Río de Janeiro ha empezado la primavera. 

Todas las tardes espero al cartero. Tengola fuerte sospecha o la corazonada de que recibiré tus noticias con el correo de esta tarde o con el de mañana. Sin duda las comunicaciones tardan más tiempo del que calculé, incluso por vía aérea.

Con cariño,

HENKY EVANS


113 Whitehall Street

Darien, Connecticut

Estados Unidos


Manoel García

Rua Sao José, 120

Río de Janeiro

Brasil

Sudamérica


29 de diciembre de 1941


Querido Manoel García:

No comprendo por qué no he tenido noticias tuyas. ¿No han llegado mis dos cartas? Hace mucho que varias chicas de mi clase han recibido respuestas de sudamericanos. Han transcurrido casi dos meses desde que empecé a escribirte. 

Hace poco se me ocurrió que quizá no has encontrado a nadie que sepa suficiente inglés para traducirte mis cartas. En mi opinión, tendrías que haber dado con alguien y, además, se daba por sobrentendido que los sudamericanos que figuraban en la lista estudiaban inglés.

Tal vez las dos cartas se extraviaron. Me hago cargo de que a veces las comunicaciones fallan, sobre todo a causa de la guerra. Aunque una carta se perdiera, me parece que tendrías que haber recibido la otra sin problemas. Francamente, no lo entiendo. 

Puede que exista alguna razón que yo ignoro. Quizás has estado muy enfermo en elhospital o tu familia cambió de domicilio. Tal vez muy pronto tenga noticias tuyas y todo se aclare. Si ha habido algún error de este tipo, te ruego que no pienses que estoy enfadada contigo por no saber de ti. De verdad que quiero que seamos amigos y que continuemos el intercambio epistolar porque los países extranjeros y Sudamérica siempre me han fascinado y desde el principio tuve la impresión de que te conocía. 

Estoy muy bien y espero que te encuentres igual. En la rifa benéfica celebrada por Navidad para recaudar los fondos para los pobres gané una caja de dos kilos y medio de caramelos de cereza.

Por favor, responde en cuanto recibas esta carta y explícame qué falla, de lo contrario no puedo entender tanta tardanza. Espero tus noticias. 

Sinceramente, tu amiga,

HENRIETTA EVANS


113 Whitehall Street

Darien, Connecticut

Estados Unidos


Senhor Manoel García

Rua Sao José, 120

Río de Janeiro

BRasil

Sudamérica


20 de enero de 1942


Querido senhor García:

Con toda mi buena fe le he enviado tres cartas y esperaba que cumpliera su parte en el proyecto de que los alumnos norteamericanos y sudamericanos se escribieran como tenía que ser. Casi todas las demás alumnas de mi clase recibieron cartas y algunas hasta regalos en prueba de amistad, pese a que no estaban tan interesadas como yo en los países extranjeros. Cada día esperaba sus noticias y le concedí el beneficio de todas las dudas, pero ahora me doy cuenta de que he cometido un grave error.

Sólo quiero saber una cosa: ¿por qué incluyó su nombre en la lista si no estaba dispuesto a cumplir su palabra? Sólo quiero decirle que, de haber sabido lo que ahora sé, seguramente habría elegido a otro sudamericano.

Atentamente,

señortia Henrietta Hill Evans


P.S. No puedo desperdiciar un minuto más de mi valioso tiempo en escribirle. 



Traducción de Margarita Cavándoli

[Tomado de Antología del cuento triste, Alfaguara, México, 1999.]

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