"Clases de cornudos, cornuditos y cornudazos", de Charles Fourier
Es aquel cuya mujer ha tenido intrigas amorosas antes del matrimonio y no aporta al marido su virginidad.
(*)No son considerados cornudos en ciernes aquellos que tienen conocimiento de los amores anteriores de su esposa y encuentran, a pesar de esto, conveniente desposarse. El que se une a una viuda no es cornudo en ciernes, tampoco el que conoce las aventuras anteriores de su mujer y se acomoda a ellas.
2. El cornudo presunto
Es aquel que, mucho tiempo antes del matrimonio, teme la suerte común, y se tortura para rehuirle y sufre el mal antes de padecerlo realmente. Todos saben que sus recelos no servirán sino para confundirlo en su elección de una esposa y acelerar,por exceso de precauciones, el suceso que teme. Scarron pintó a este cornudo en uno de sus relatos.
3. El cornudo imaginario
Es aquel que todavía no lo es pero se desespera creyendo serlo. Este, tanto como el presunto, sufre realmente el mal. Molière lo pinta en una de sus piezas.
4. El cornudo belicoso o fanfarrón
Es aquel que amenazando espantosamente a los galanteadores cree estar al resguardo de sus intentos; y lleva, sin embargo, el gorro, jactándose al mismo tiempo de haberlo evitado por el terror que ostensiblemente difunde. En general es cornificado por alguno de los que aplauden sus bravuconadas, asegurándole que es el único que sabe vigilar su hogar.
5. El cornudo Argos o cauteloso
Es un asunto sutil que, conociendo todas las tretas del amor y husmeando desde lejos a los galanteadores, adopta sabias disposiciones para derrotarlos. Obtiene sobre ellos singulares ventajas, pero, como el más hábil general sufre al fin reveses, es sometido finalmente al destino común. Al menos, si es cornudo, no lo es tanto.
6. El cornudo burlón
Es aquel que hace bromas sobre sus colegas y los juzga imbéciles que bien merecen lo que les ha pasado. Quienes lo escuchan se miran sonriendo y le aplican tácticamente el versiculo del Evangelio: ves la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.
7. El cornudo puro y simple
Es un celoso honorable que ignora su desgracia y que no da lugar a la burla por jactancia o por tomar medidas torpes contra su esposa y los que la persiguen. Es el más loable de todas las especies de cornudos.
8. El cornudo fatalista o resignado
Es aquel que, desprovisto de aptitudes personales para sujetar a su esposa, se resigna a lo que Dios quiera y se escuda en la Justicia y el Deber teniendo en cuenta que su mujer sería muy culpable si lo engañara; lo cual ella no deja de hacer.
9. El cornudo condenado o designado
Es el que, abrumado por deformidades o achaques, se arriesga a casarse con una hermosa mujer. El público, chocado por tal contraste, lo condena unánimemente a llevar el gorro; la sentencia del público es realizada con creces.
10. El cornudo irreprochable o víctima
Es aquel que, uniendo la amabilidad a las ventajas físicas y morales, y mereciendo bajo todos los aspectos una esposa honesta, es sin embargo engañado por una coqueta y obtiene las simpatías del público, que lo declara digno de mejor suerte.
11. El cornudo por prescripción
Es el que se ausenta en largos viajes, durante los cuales la naturaleza habla a los sentidos de la esposa que, después de una defensa razonable, se ve forzada por las prolongadas privaciones a aceptar el socorro de un vecino caritativo.
12. El cornudo absorto o preocupado
Es aquel que preocupado por sus negocios se aleja sin cesar de la esposa, a la que no puede ofrecer sus cuidados y se ve obligado a cerrar los ojos a las atenciones que le brinda un discreto amigo de la casa.
13. El cornudo por salud
Es el que por orden médica se abstiene del goce de la carne. Su mujer no puede menos de recurrir a sus suplentes, sin que el esposo tenga derecho a ofenderse.
14. El cornudo regenerador o conservador
Es aquel que asume los intereses de la comunidad, controla los matrimonios de sus colegas y les previene de los peligros que su honor puede correr. Entre tanto, no ve lo que ocurre en su casa y haría mejor hacer de centinela por su propia cuenta y estar atento a lo que crece sobre su frente.
15. El cornudo propagandista
Es aquel que va pregonando las dulzuras del hogar, excitando a cada uno a casarse y gime sobre la desgracia de aquellos que se demoran en gozar como él... ¿y de qué?, del cornudaje. ¿A quién cuenta sus apologías del matrimonio? Con frecuencia al mismo que se los pone.
16. El cornudo simpático
Ilustración de Franz von Bayros |
17. El cornudo tolerante o bonachón
Es aquel que, viendo al amante instalado en su casa, se comporta como un hombre cortés que quiere hacer los honores de casa y se limita a advertir a la dama secretamente. Trata al amante como a los demás, con esa perfecta igualidad que recomienda la filosofía.
18. El cornudo recíproco
Es el que paga con la misma moneda y cierra los ojos porque se desquita con la mujer o pariente de aquel que se los pone. Es un préstamo devuelto: en tal caso uno se calla.
19. El cornudo auxiliar o coadjutor
Es el que aparece poco por casa y no se le ve sino para derramar alegría, reprochar a los enamorados de su mujer que no rían y que no beban, excitándolos, sin limitarse, a olvidar sus disputas y vivir como buenos republicanos entre quienes todo es común. Este ayuda al intercambio; los cuernos son rosas para él.
20. El cornudo acelerante o precipitador
Es el que pugna por adelantarse a su época, se apresura a mostrar su joven mujer, a abandonarla a los espectáculos y estimularla a mimar a los amigos y vivir como los que saben vivir. Este es comparable a las pelotas puestas de nuevo a rodar aceleradamente y que llegan más pronto a meta.
21. El cornudo tratable o benigno
Es aquel que entiende razones ya quien los galanteadores hacen comprender que un marido debe hacer algunos sacrificios para obtener la paz del hogar, permitiendo a la señora esparcimientos sin consecuencia para quien tiene principios. Se le persuade de que los principios son la garantía de toda seducción y él se deja convencer.
22. El cornudo optimista o buen vividor
Es el que lo ve todo color de rosa, se divierte con las intrigas de su mujer, bebe a la salud de los cornudos y encuentra divertido lo que a otros les lleva a arrancarse los cabellos a puñados. ¿No es el más sabio?
23. El cornudo convertido o adaptado
Es el que primero hizo pleitos pero se habituó penosamente al gorro y, vuelto a la razón, termina por bromear de la cosa consolándose con los otros.
24. El cornudo federal o coaligado
Es el que viendo el asunto inevitable se aviene a admitir un amante para su esposa, pero de su elección; después se los ve coaligados, como Pitt y Coburgo, para acorralar a la mujer y alejar de común acuerdo a los perseguidores.
25. El cornudo trascendente o de alto vuelo
Es el más hábil de toda la cofradía y por tanto está ubicado en el centro. Es aquel que, casándose con una mujer muy bella, la exhibe ostentosamente en sociedad, pero sin prodigarla, y que cuanto ella ha excitado el deseo general la cede con un golpe de alta fortuna, tal como un gran cargo o una fuerte de participación financiera, después de lo cual puede hacer trofeo del cornudaje y decir: A este precio no cualquiera lo es. Séanlo como yo y ustedes serán de los bromistas alegres.
26. El cornudo neutro o impasible
Es aquel que no se inmuta ni bromea del cornudaje que advierte, y conserva una perfecta calma sin descender a trámites que se presten al ridículo. Tales son, en la clase opulenta, la mayoría de los esposos casados por interés.
27. El cornudo desertor o disidente
Es el que, aburrido de los amores del matrimonio, se afana por renunciar a su mujer y dice, cuando ve al amante: Cuando haya gozado tanto de ella como yo, se habrá hartado.
28. El cornudo arribista o testaferro
Es un testaferro, él asciende bajo la condición de casarse con la amane de un hombre prominente y adoptar al niño. Semejante cornudo desposa a menudo la vaca y el ternero; sus cuernos le ponen los pies al peldaño, puesto que le valen un empleo, un progreso cualquiera, etc.
29. El cornudo mimado o compensado
Es aquel que tiene alguna sospecha, pero que está tan bien acariciado, mimado y acicalado por su mujer, que tanto sus sospechas como sus reproches expiran tan pronto como ella le hace un arrumaco.
30. El cornudo hechizado o con cataratas
Es aquel que su mujer sabe fascinar y engrupir al punto de hacerle creer las cosas más absurdas; es el único en ignorar muchas aventuras que son la comidilla de la gente y si viera a la bella en flagrante delito no daría crédito a sus propios ojos. Ella lo persuade de que los rumores de sus galanterías son difundidos por cortejantes rechazados. El ríe con su mujer de la presunta desdicha de aquellos y ella ríe mucho más con sus amantes de la credulidad del pobre tipo.
31. El cornudo rebuscador o banal
Es aquel que viene humildemente a tomar parte en la torta y corteja cálidamente a su querida mitad para obtener de ella lo que otorga a tantos otros, tras los cuales viene modestamente a rebuscar.
32. El cornudo bajo tutela
Es aquel cuya mujer lleva los pantalones y que necesita ser apoyado en el mundo por ella; no puede volar con sus propias alas. Yo escuché a uno decir en una empresa donde se lo engrupía: ¡Ah, si mi mujer estuviera allí, ella sabría responder!
33. El cornudo ceremonioso, de buenos modales
Es un necio que no se venga sino con buenas razones y sin apartarse de las reglas de la buena educación. Uno de ellos, al encontrar a un hombre acostado con su mujer, le dijo: Esto está muy mal, señor. No habría esperado jamás algo así de un hombre como usted. Sentado en un sillón, expone algunas razones de igual fuerza. El galanteador, aburrido con la perorata, se levanta en camisa y le dice: Señor, perdone si le molesto, pero usted está sentado sobre mis pantalones. El marido se levanta y muy cortésmente responde: ¡Ah!, señor, no los había visto, tome sus pantalones, etc., y sigue derramando sus sabios sermones.
34. El cornudo místico o chupacirios
Es aquel que para evitar el peligro, rodea a su mujer de curas o santulones, entre los cuales deja deslizar algún hipócrita, algún beato que le adorna la cabeza ara mayor gloria de Dios.
35. El cornudo ortodoxo o de gracia
Es el catecúmeno del oficio, aquel que tiene la fe, que cree en los principios y en las buenas costumbres, y piensa con las gentes de bien, que los libertinos dicen más de lo que hacen, que quedan más mujeres honestas de lo que se piensa y que no es preciso creer tan ligeramente en los chismes. Seguramente él ha tenido algunas sospechas, pero habiendo estado bien rodeado, bien catequizado, está resuelto a creer en los verdaderos principios del oficio. Pone toda su esperanza en la bondad natural de su esposa y en la influencia de la moral.
36. El cornudo apóstata o tránsfuga
Es el hombre que luego de haber sido un modelo de razón, luego de haber reconocido y publicado que no hay más que cuernos en el matrimonio, luego de haber prevenido a los demás contra la trampa conyugal, termina por entregar su cabeza y caer en todas las debilidades que señalaba y denunciaba. Este es un Apóstata del buen sentido y un Tránsfuga de la locura. Así fue Molière, que después de haber esclarecido y desengañado a la cofradía, terminó por enrolarse muy tontamente y reproducir todos los ridículos que él había representado.
37. El cornudo perplejo o domado
Es aquel que se ve reducido a lamentarse en silencio. Conveniencias de familia o de intereses lo obligan a andar derecho con su mujer y con los amigos que conocen su posición embarazosa. Concentra su despecho, calladamente, haciendo de tripas corazón.
38. El cornudo sórdido
Es un Harpagón que no quiere gastar en vestir a su mujer; obligándola a oír ofertas generosas y sacar además partido del galanteador que mantiene a su mujer y se ilusiona con esta intriga por la doble ventaja que encuentra en ella.
39. El cornudo guarango o crápula
Es un cualquiera contra quien la gente se irrita, que subleva por el contraste entre su conducta ruin y el buen tono de su mujer. Todos sostienen entonces a la dama y dicen: Sería una verdadera lástima que ella fuera fiel a semejante cerdo.
40. El cornudo despabilado, pasmado
Es quien creyendo la porfía en la virtud de su mujer y figurando desde hace mucho tiempo entre los Hechizados u Ortodoxos, es al fin desengañado por un escándalo o notoria aventura de su cónyuge. Este suceso u otro acontecimiento le hacen abrir los ojos un poco tarde y pasa tristemente a las filas de los Despiertos.
41. El cornudo recalcitrante
Es quien no quiere habituarse a ver al amante: hace líos, arma escándalos, entromete en el asunto a los parientes, amigos y vecinos, que lo persuaden que todo esto no tiene importancia y, finalmente, no se llega a establecer más que una tregua, una paz ficticia.
42. El cornudo fulminante
Es el que entromete a la autoridad, a la justicia, subleva a la gente y causa un escándalo tremendo, amenaza con recurrir a la violencia, y lo único que logra es exponer a la burla, que hubiera evitado, de seguir el sabio consejo de Sosias cuando dijo a los amigos de Anfitrión: Sobre tales asuntos, lo más seguro siempre es no decir nada.
43. El cornudo trompeta
Es quien va, con tono lastimero, a hacer pública su confidencia, diciendo: Pero, señor, yo los pesqué in fraganti. A lo que se le responde que quizá era un abroma y que no hay que apresurarse a pensar mal. no por eso deja de desquitarse contando el ultraje a cualquiera. Y voluntariamente se valdría de una trompeta para reunir más gente y sublevarla contra la injusticia de su mujer.
44. El cornudo en desgracia
Es aquel sobre quien la mujer adquirió tal dominio, que ella no quiere ni siquiera admitirlo, no lo recibe en su intimidad sino raramente y evita mostrarse en público con él. Esta era muy a menudo la suerte del plebeyo que desposaba a una damita noble. También se ve a los novatos enviar dinero a una querida, la renta convenida, sin por eso lograr sus favores: éstos figuran entre los que están en desgracia.
45. El cornudo por comida
Es un cornudo de especie subalterna a quien la mujer mantiene y que se presta respetuosamente a todo lo que sea necesario por el bien del intercambio amoroso. Esta especie no es tan rara como se supone.
46. El cornudo cornudazo o desesperado
Es el Goerges Dandin de Molière, que aguanta todas las tribulaciones imaginables y quien, engañado, arruinado, maltratado, ultrajado por su mujer, encuentra en el matrimonio un medio seguro de ir derecho al cielo pasando su purgatorio en el mundo.
47. El cornudo abanderado
Es el esposo que, unido a una linda mujer, provoca pro su credulidad, su tontería, su fealdad y su avaricia los asaltos de los galanteadores y hace caer una lluvia de cuernos sobre su cabeza. En cuanto aparece todo retumba con la palabra cuernos y la gente, designándolo a la cabeza de lso cornudos, lo eleva a rango de abanderado.
48. El cornudo doméstico
Es quien atiende las tareas del hogar mientras la dama se divierte. Se encarga de lso trabajos reservados a las mujeres, acoge con cortesía a los caballeros que van en busca de la señora y dispone todo en su ausencia para que le sea más agradable el hogar a su regreso. ¿Está de paseo con la señora? Ella camina adelante con el galán y él la sigue, llevando el ridículo en un brazo y el faldero en el otro, no tan cargado en los brazos como lo está sobre la frente.
49. El cornudo póstumo o de dos mundos (*)
Es aquel cuya mujer tiene un niño, diez o doce meses después de su muerte. La ley se los adjudica aunque no haya podido ser el padre y se encuentra así cornudo de dos mundos o cornudo en esta vida y en la otra, ya que después de habérselos puesto en esta vida, se los siguen plantando sobre su ataúd. Esta especie es opuesta a la del cornudo en ciernes, uno es cornudo antes y el otro después del matrimonio. Son, a pleno derecho, llamados a abrir y a cerrar la marcha de la procesión. En esta numeración también están comprendidos aquellos que mueren con un amor violento, solicitando a su viuda guardar el celibato, y un temor a la infidelidad que no espera ni siquiera su muerte para realizarse.
(*) Recordar el verso de Regnard en "Le lègataire universel": "Aún dos años después yo daba a luz un póstumo".
50. El cornudo por vocación o por gracia o cornudo quietista
Es quien por naturaleza tiene lo que el ortodoxo no posee más que por adquisición; aquel que no he conocido jamás la sospecha y que, aportando al matrimonio un alma honesta y pura, en una palabra, el estado de gracia, encuentra en la carrera del cornudaje todos los bienes que la famosa Constitución prometía a los franceses: paz, unión, concordia, seguidas por la calma y la tranquilidad. Es la mejor pasta de cornudo que existe en toda la cofradía.
21. El cornudo tratable o benigno
Es aquel que entiende razones ya quien los galanteadores hacen comprender que un marido debe hacer algunos sacrificios para obtener la paz del hogar, permitiendo a la señora esparcimientos sin consecuencia para quien tiene principios. Se le persuade de que los principios son la garantía de toda seducción y él se deja convencer.
22. El cornudo optimista o buen vividor
Es el que lo ve todo color de rosa, se divierte con las intrigas de su mujer, bebe a la salud de los cornudos y encuentra divertido lo que a otros les lleva a arrancarse los cabellos a puñados. ¿No es el más sabio?
23. El cornudo convertido o adaptado
Es el que primero hizo pleitos pero se habituó penosamente al gorro y, vuelto a la razón, termina por bromear de la cosa consolándose con los otros.
24. El cornudo federal o coaligado
Es el que viendo el asunto inevitable se aviene a admitir un amante para su esposa, pero de su elección; después se los ve coaligados, como Pitt y Coburgo, para acorralar a la mujer y alejar de común acuerdo a los perseguidores.
25. El cornudo trascendente o de alto vuelo
Es el más hábil de toda la cofradía y por tanto está ubicado en el centro. Es aquel que, casándose con una mujer muy bella, la exhibe ostentosamente en sociedad, pero sin prodigarla, y que cuanto ella ha excitado el deseo general la cede con un golpe de alta fortuna, tal como un gran cargo o una fuerte de participación financiera, después de lo cual puede hacer trofeo del cornudaje y decir: A este precio no cualquiera lo es. Séanlo como yo y ustedes serán de los bromistas alegres.
26. El cornudo neutro o impasible
Es aquel que no se inmuta ni bromea del cornudaje que advierte, y conserva una perfecta calma sin descender a trámites que se presten al ridículo. Tales son, en la clase opulenta, la mayoría de los esposos casados por interés.
27. El cornudo desertor o disidente
Es el que, aburrido de los amores del matrimonio, se afana por renunciar a su mujer y dice, cuando ve al amante: Cuando haya gozado tanto de ella como yo, se habrá hartado.
28. El cornudo arribista o testaferro
Es un testaferro, él asciende bajo la condición de casarse con la amane de un hombre prominente y adoptar al niño. Semejante cornudo desposa a menudo la vaca y el ternero; sus cuernos le ponen los pies al peldaño, puesto que le valen un empleo, un progreso cualquiera, etc.
29. El cornudo mimado o compensado
Es aquel que tiene alguna sospecha, pero que está tan bien acariciado, mimado y acicalado por su mujer, que tanto sus sospechas como sus reproches expiran tan pronto como ella le hace un arrumaco.
30. El cornudo hechizado o con cataratas
Es aquel que su mujer sabe fascinar y engrupir al punto de hacerle creer las cosas más absurdas; es el único en ignorar muchas aventuras que son la comidilla de la gente y si viera a la bella en flagrante delito no daría crédito a sus propios ojos. Ella lo persuade de que los rumores de sus galanterías son difundidos por cortejantes rechazados. El ríe con su mujer de la presunta desdicha de aquellos y ella ríe mucho más con sus amantes de la credulidad del pobre tipo.
31. El cornudo rebuscador o banal
Es aquel que viene humildemente a tomar parte en la torta y corteja cálidamente a su querida mitad para obtener de ella lo que otorga a tantos otros, tras los cuales viene modestamente a rebuscar.
32. El cornudo bajo tutela
Es aquel cuya mujer lleva los pantalones y que necesita ser apoyado en el mundo por ella; no puede volar con sus propias alas. Yo escuché a uno decir en una empresa donde se lo engrupía: ¡Ah, si mi mujer estuviera allí, ella sabría responder!
33. El cornudo ceremonioso, de buenos modales
Es un necio que no se venga sino con buenas razones y sin apartarse de las reglas de la buena educación. Uno de ellos, al encontrar a un hombre acostado con su mujer, le dijo: Esto está muy mal, señor. No habría esperado jamás algo así de un hombre como usted. Sentado en un sillón, expone algunas razones de igual fuerza. El galanteador, aburrido con la perorata, se levanta en camisa y le dice: Señor, perdone si le molesto, pero usted está sentado sobre mis pantalones. El marido se levanta y muy cortésmente responde: ¡Ah!, señor, no los había visto, tome sus pantalones, etc., y sigue derramando sus sabios sermones.
34. El cornudo místico o chupacirios
Es aquel que para evitar el peligro, rodea a su mujer de curas o santulones, entre los cuales deja deslizar algún hipócrita, algún beato que le adorna la cabeza ara mayor gloria de Dios.
35. El cornudo ortodoxo o de gracia
Es el catecúmeno del oficio, aquel que tiene la fe, que cree en los principios y en las buenas costumbres, y piensa con las gentes de bien, que los libertinos dicen más de lo que hacen, que quedan más mujeres honestas de lo que se piensa y que no es preciso creer tan ligeramente en los chismes. Seguramente él ha tenido algunas sospechas, pero habiendo estado bien rodeado, bien catequizado, está resuelto a creer en los verdaderos principios del oficio. Pone toda su esperanza en la bondad natural de su esposa y en la influencia de la moral.
36. El cornudo apóstata o tránsfuga
Es el hombre que luego de haber sido un modelo de razón, luego de haber reconocido y publicado que no hay más que cuernos en el matrimonio, luego de haber prevenido a los demás contra la trampa conyugal, termina por entregar su cabeza y caer en todas las debilidades que señalaba y denunciaba. Este es un Apóstata del buen sentido y un Tránsfuga de la locura. Así fue Molière, que después de haber esclarecido y desengañado a la cofradía, terminó por enrolarse muy tontamente y reproducir todos los ridículos que él había representado.
37. El cornudo perplejo o domado
Es aquel que se ve reducido a lamentarse en silencio. Conveniencias de familia o de intereses lo obligan a andar derecho con su mujer y con los amigos que conocen su posición embarazosa. Concentra su despecho, calladamente, haciendo de tripas corazón.
38. El cornudo sórdido
Es un Harpagón que no quiere gastar en vestir a su mujer; obligándola a oír ofertas generosas y sacar además partido del galanteador que mantiene a su mujer y se ilusiona con esta intriga por la doble ventaja que encuentra en ella.
39. El cornudo guarango o crápula
Es un cualquiera contra quien la gente se irrita, que subleva por el contraste entre su conducta ruin y el buen tono de su mujer. Todos sostienen entonces a la dama y dicen: Sería una verdadera lástima que ella fuera fiel a semejante cerdo.
40. El cornudo despabilado, pasmado
Es quien creyendo la porfía en la virtud de su mujer y figurando desde hace mucho tiempo entre los Hechizados u Ortodoxos, es al fin desengañado por un escándalo o notoria aventura de su cónyuge. Este suceso u otro acontecimiento le hacen abrir los ojos un poco tarde y pasa tristemente a las filas de los Despiertos.
Elegant lovers (1907), de Franz von Bayros |
41. El cornudo recalcitrante
Es quien no quiere habituarse a ver al amante: hace líos, arma escándalos, entromete en el asunto a los parientes, amigos y vecinos, que lo persuaden que todo esto no tiene importancia y, finalmente, no se llega a establecer más que una tregua, una paz ficticia.
42. El cornudo fulminante
Es el que entromete a la autoridad, a la justicia, subleva a la gente y causa un escándalo tremendo, amenaza con recurrir a la violencia, y lo único que logra es exponer a la burla, que hubiera evitado, de seguir el sabio consejo de Sosias cuando dijo a los amigos de Anfitrión: Sobre tales asuntos, lo más seguro siempre es no decir nada.
43. El cornudo trompeta
Es quien va, con tono lastimero, a hacer pública su confidencia, diciendo: Pero, señor, yo los pesqué in fraganti. A lo que se le responde que quizá era un abroma y que no hay que apresurarse a pensar mal. no por eso deja de desquitarse contando el ultraje a cualquiera. Y voluntariamente se valdría de una trompeta para reunir más gente y sublevarla contra la injusticia de su mujer.
44. El cornudo en desgracia
Es aquel sobre quien la mujer adquirió tal dominio, que ella no quiere ni siquiera admitirlo, no lo recibe en su intimidad sino raramente y evita mostrarse en público con él. Esta era muy a menudo la suerte del plebeyo que desposaba a una damita noble. También se ve a los novatos enviar dinero a una querida, la renta convenida, sin por eso lograr sus favores: éstos figuran entre los que están en desgracia.
45. El cornudo por comida
Es un cornudo de especie subalterna a quien la mujer mantiene y que se presta respetuosamente a todo lo que sea necesario por el bien del intercambio amoroso. Esta especie no es tan rara como se supone.
46. El cornudo cornudazo o desesperado
Es el Goerges Dandin de Molière, que aguanta todas las tribulaciones imaginables y quien, engañado, arruinado, maltratado, ultrajado por su mujer, encuentra en el matrimonio un medio seguro de ir derecho al cielo pasando su purgatorio en el mundo.
47. El cornudo abanderado
Es el esposo que, unido a una linda mujer, provoca pro su credulidad, su tontería, su fealdad y su avaricia los asaltos de los galanteadores y hace caer una lluvia de cuernos sobre su cabeza. En cuanto aparece todo retumba con la palabra cuernos y la gente, designándolo a la cabeza de lso cornudos, lo eleva a rango de abanderado.
48. El cornudo doméstico
Es quien atiende las tareas del hogar mientras la dama se divierte. Se encarga de lso trabajos reservados a las mujeres, acoge con cortesía a los caballeros que van en busca de la señora y dispone todo en su ausencia para que le sea más agradable el hogar a su regreso. ¿Está de paseo con la señora? Ella camina adelante con el galán y él la sigue, llevando el ridículo en un brazo y el faldero en el otro, no tan cargado en los brazos como lo está sobre la frente.
49. El cornudo póstumo o de dos mundos (*)
Es aquel cuya mujer tiene un niño, diez o doce meses después de su muerte. La ley se los adjudica aunque no haya podido ser el padre y se encuentra así cornudo de dos mundos o cornudo en esta vida y en la otra, ya que después de habérselos puesto en esta vida, se los siguen plantando sobre su ataúd. Esta especie es opuesta a la del cornudo en ciernes, uno es cornudo antes y el otro después del matrimonio. Son, a pleno derecho, llamados a abrir y a cerrar la marcha de la procesión. En esta numeración también están comprendidos aquellos que mueren con un amor violento, solicitando a su viuda guardar el celibato, y un temor a la infidelidad que no espera ni siquiera su muerte para realizarse.
(*) Recordar el verso de Regnard en "Le lègataire universel": "Aún dos años después yo daba a luz un póstumo".
50. El cornudo por vocación o por gracia o cornudo quietista
Es quien por naturaleza tiene lo que el ortodoxo no posee más que por adquisición; aquel que no he conocido jamás la sospecha y que, aportando al matrimonio un alma honesta y pura, en una palabra, el estado de gracia, encuentra en la carrera del cornudaje todos los bienes que la famosa Constitución prometía a los franceses: paz, unión, concordia, seguidas por la calma y la tranquilidad. Es la mejor pasta de cornudo que existe en toda la cofradía.
[Tomado de Jerarquía de cornudos, Editorial Premiá, México, 1990]
todo tenemos de cada uno un poco....
ResponderEliminarMuy bueno, hay de todos por el mundo, es un tema mas común de lo que se piensa
ResponderEliminarMe gusta mucho que le metan varias vergas grandes pero muy grandes y chicas y mientras que no me moleste a mi yme deje hacer lo que me gusta ella se puede meter la vergorta que quiera no siento nada es como si no fuera nada de mi
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